Teoría acústica, 2° edición hacia una cuantificación de la agradabilidad de los acordes

Gusta lo que se reconoce Y, a partir de aquí, surge esta TEORÍA ACÚSTICA. * * * Sólo en el laboratorio existen sonidos puros. Pero en la realidad, se escucha el sonido fundamental rodeado de un halo de armónicos de frecuencias doble, triple, cuádruple… cada vez más tenues. Si escuchamos a la vez sonidos distintos (acordes), las frecuencias fundamentales son diferentes, pero los cortejos armónicos pueden tener componentes comunes. Si no los tienen, los dos sonidos no “encajan”, no “reconocemos” a uno en el otro, no “armonizan”, no tienen nada en común, por lo que no son “consonantes” sino que “disuenan”: No presentan “RESONANCIAS parciales” que refuerzan las coincidencias. Pero si los sonidos simultáneos contienen componentes comunes, presentarán resonancias parciales entre ellos que resaltan esas coincidencias. “Reconocemos a uno en el otro”: y entonces “nos gustará” esa combinación de notas; tanto más cuanto mayor número de coincidencias presenten, cuanto mayor número de armónicos comunes existan entre ellos. Si conseguimos descubrir y “medir” estas coincidencias, podremos catalogar todos los acordes ordenados de mayor a menor, en función de su consonancia o armonía; es decir, en función de su agradabilidad. Seremos capaces, por ejemplo, de calcular que “este acorde suena 1,24 veces mejor que este otro”. Habremos sustituido así el criterio imperante exclusivamente subjetivo de la AGRADABILIDAD, por un criterio físico, objetivo y por tanto, CUANTITATIVO. J.L.C.