Hablando se entiende la gente (¡o no!)

Ideas clave para mantener relaciones saludables fluidas y armoniosas

SECRETOS PARA UNA COMUNICACIÓN ASERTIVA, SALUDABLE Y AFECTIVA.

Autor: 

Lluís Casado

Hablando se entiende la gente (¡o no!) habla de relaciones, de su importancia y de cómo podemos intentar reconducirlas cuando no acaban de funcionar. Incluso habla de qué podemos hacer ante relaciones que son claramente conflictivas. No es un libro exclusivamente para profesionales, sino que pretende ser útil para todas aquellas personas que sienten que sus relaciones (personales, sociales, profesionales) no acaban de
marchar como quisieran.  Todas las técnicas y métodos que se presentan han sido probados en mi práctica profesional como psicólogo, ya sea en intervenciones en entornos organizacionales, como clínicos. Ello no garantiza su eficacia, pero han demostrado ser útiles en muchas ocasiones. También quiero destacar que todas las “historias de la vida cotidiana” que aparecen como ilustración son reales, si bien resumidas, y, en ocasiones, un poco desfiguradas.

De entre los grandes secretos que esconde Hablando se entiende la gente (¡o no!) se encuentran los 5 principios relacionales más importantes (como la imposibilidad de no comunicarse o que las relaciones son como puentes por donde circulan pensamientos y emociones), las 5 habilidades relacionales básicas (como el arte de preguntar o el valor de pedir) y herramientas para gestionar conversaciones difíciles (como clarificar
una situación o ponerse en la piel del otro).

El libro incluye unos principios relacionales que están presentes en toda relación y recuerda que existe un ecosistema social y cultural en el que se desarrollan más fácilmente cierto tipo de relaciones que otras y que condicionan qué clase de habilidades relacionales será necesario entrenar. Lo que afirma el autor, por ejemplo, es que las mismas herramientas que pueden resultar oportunas y eficaces en un entorno laboral pueden
no serlo en una pareja, o al revés. Cada ecosistema tiene sus propias reglas y permite ciertos tipos de relación y penaliza otros. Evidentemente existen formas relacionales claramente negativas, pero más allá de los extremos es necesario considerar no solo la relación sino dónde y cuándo se produce.